La orientación laboral está de plena actualidad, ha tenido que llegar una pandemia para darnos cuenta de la importancia y del valor que tiene el trabajo del orientador.
En este post nuestra compañera Camino Caballero nos trae una reflexión en primera persona, sobre esa aportación y contribución que realizamos para que realmente se produzca el cambio en las personas a las que acompañamos; pero sobre todo de la importancia del autoconocimiento, no sólo de las personas a las que acompañamos, sino del propio orientador y garantizar la calidad del proceso.
Orientadora orientada
Hace unas semanas participé, como orientada, en el Programa 360º: Reinventarse Profesionalmente. Un práctico y logrado proyecto de (re)orientación laboral diseñado por mi estimada amiga Verónica Martínez López(1) y por su compañera, Beatriz Sicilia Mañá(2).
Nos lo presentaban el primer día, planteándonos una serie de cuestiones: ¿Cuántas horas de nuestra vida las dedicamos a trabajar? ¿Nos gusta lo que hacemos? ¿Cómo nos hace sentir la actividad que estamos realizando cada día? ¿Hemos sabido elegir una profesión acorde a nuestros intereses, gustos, necesidades y/o habilidades? ¿O nos hemos conformado con aprovechar las oportunidades laborales tal y como se nos han ido presentando, sin ir más allá y sin valorar realmente si debían ser consideradas verdaderas oportunidades?
Algunas, son preguntas que habitualmente realizamos a las personas usuarias de nuestros servicios de orientación y todas, deberíamos planteárnoslas, todos, en algún momento de nuestra vida, o en varios.
Numerosos motivos nos pueden llevar a estar veinte, treinta años e incluso toda nuestra vida profesional realizando una actividad que nos limita o nos impide crecer y expandirnos, llegando incluso a bloquearnos emocionalmente.
Si dedicamos unos minutos a reflexionar sobre todas estas cuestiones, no tardaremos en darnos cuenta de que las decisiones que hemos ido tomando a lo largo de nuestra vida nos han llevado al lugar en el que hoy nos encontramos, dando como resultado el/la profesional que hemos llegado a ser, y yendo más allá, podríamos incluso concluir que somos quienes somos, gracias a ellas.
Pero las decisiones no siempre las tomamos desde la consciencia. En muchísimas ocasiones, lo hacemos desde la inconsciencia y entonces pasan a ser fruto de nuestras cargas ancestrales, de las expectativas que proyectaron nuestros padres y madres sobre nosotros, de lealtades familiares, de lazos afectivos que no queremos romper, etc.
Pero, ¿tan importante es dedicarnos a realizar una actividad que nos satisfaga y nos permita crecer?
Sí, sin duda, lo es.
Pasamos muchas horas y muchos días en el trabajo ¿por qué habríamos de conformarnos con consumir nuestros días cuando podemos vivirlos? Estamos demasiado habituados y habituadas a “estar bien” sin más.
Nos acostumbramos a la ausencia de hormigueo en nuestro estómago, pasan meses e incluso años sin que sintamos el aumento del ritmo cardiaco que produce enfrentarnos a un nuevo reto profesional y de esta forma, acabamos normalizando las mañanas con prisas, privadas de sonrisas…
Razones, bajo mi punto de vista, más que suficientes para que me resulte conveniente señalar que debemos aprender a aumentar nuestros “estándares de felicidad”. Permitiéndonos desear que nuestra vida sea mejor. Y lógicamente, no quiero decir con ello que tengamos que tener un coche más costoso, una casa más espaciosa o un empleo diferente, sino que logremos encontrar motivos poderosos que nos empujen a actuar y nos inviten al cambio para que consigamos así pasar del consumiendo al viviendo.
Orientación Laboral. Nuestra contribución al cambio
Quienes trabajamos en la Orientación Laboral o en Programas de acompañamiento en la Búsqueda de Empleo, somos conscientes de que, en infinidad de ocasiones, acompañamos a personas que han experimentado y/o experimentan esa situación de estancamiento y desidia laboral.
Y es que, efectivamente, el mercado de trabajo está lleno de puestos desagradables, penosos, precarios y tremendamente ingratos en los que difícilmente conseguimos encontrar la satisfacción y el crecimiento, pero no es menos cierto que en ese mismo mercado existen infinidad de puestos de diversa índole que deberían ser ocupados por personas motivadas, contentas y satisfechas de la actividad que realizan.
Sin caer en la idealización, honestamente, me planteo la posibilidad de que se produjese un verdadero cambio en el paradigma laboral. Y llegado este punto, puedo constatar que lo que hemos venido haciendo durante las últimas décadas, no ha sido suficiente para generar ese cambio.
La estructura básica de cualquier Programa de Orientación Laboral o de cualquier Itinerario Integrado de Inserción cuenta con tres pilares fundamentales que como tal, se trabajan durante nuestras sesiones:
- Autoconocimiento. ¿Qué ofrezco yo?
- Mercado de trabajo. ¿Qué necesita el mercado?
- Plan de Acción. ¿Qué elijo hacer, cómo y cuándo lo haré?
Obviando que hacemos referencia a programas con recursos económicos limitados (aunque a veces, más que suficientes), con objetivos basados frecuentemente en la cantidad de atenciones realizadas (en detrimento de la calidad de las mismas) y pasando por alto, tanto la temporalidad de las contrataciones, como la pluralidad de la formación y especialización del personal técnico responsable de los mismos, cabría plantearse ahora, desde qué mirada tendríamos que trabajar para contribuir al cambio.
¿Cuál es la fórmula que podría permitirnos sumar y añadir valor a los procesos de orientación?
Personalmente, considero que para poder hacerlo es necesario atribuir especial protagonismo al pilar del AUTOCONOCIMIENTO. Para lo que tendríamos que seguir formándonos y actualizándonos, creciendo profesional y personalmente cada día, de manera que podamos garantizar la calidad de la facilitación de los procesos, y podamos trabajar con la mayor objetividad y sensibilidad posible, guiando y acompañando a las personas en el transitar de esos caminos de transformación que les permitirán acercarse y conectar con su ser esencial. Pudiendo ellas, posteriormente, elegir y tomar decisiones mucho más alineadas con quienes son en esencia.
(1)Verónica Martínez López -Terapeuta Transpersonal y formadora en inteligencia emocional, comunicación y liderazgo. (2)Beatriz Sicilia Mañá -Coach en Desarrollo Transpersonal, especialista en estabilidad emocional y facilitadora mindfulness y meditación.
Grande Camino!!
Qué bonita, la reflexión. Y qué importante, tomar conciencia de ello y resaltar nuestro rol para ayudar a otras personas a conseguirlo.
Gracias por abordarloo
Un besazo!
Gracias por tus palabras, Ana.
Me alegra que te haya gustado 😉
Un abrazo.
Comparto totalmente tu reflexión, cuánto queda por recorrer para que la gente se de cuenta de la importancia del autoconocimiento y la aceptación para avanzar y atreverse q trabajar en lo que se nos da bien y nos hace felices. Trabajamos demasiadas horas en nuestra vida y no se le da la importancia suficiente