La transformación digital es un tema de máxima actualidad, pero no es algo que sea fácil de llevar a cabo por las organizaciones. A eso hay que añadir que es un concepto sobre el que existen numerosas dudas y desconocimiento y lo más complejo de todo es el poder implementarlo sin dificultad.
Pero si ya mezclamos Transformación Digital y Tercer Sector, la cosa se complica aun más, porque donde ya hay miedo y resistencia al cambio, en el Tercer Sector las dificultades y el desconocimiento se agravan. Pero mejor os dejamos con Olga González Ferrera para que nos hable sobre ello y nos dé su visión sobre ambos conceptos y el grado de implementación en nuestro sector.
Oportunidad y preocupación
Párate y piensa por un segundo si tu Entidad, en la que estás trabajando actualmente, o algunas de las que conoces, han sufrido esa transformación digital de la que todo el mundo habla.
La Transformación Digital implica un cambio de mentalidad y la creación de una cultura de transformación que empatice con el cambio, y esté dispuesta a aceptarlo. (Vía Wikipedia)
La transformación digital en nuestro sector es una oportunidad a la vez que una preocupación.
Está muy bien que las entidades del tercer sector hayan abierto sus páginas webs donde muestran el trabajo que realizan, estén en redes sociales para captar fondos o para “vender” sus servicios, en definitiva, mostrándose al mundo y haciéndose visibles… pero eso no les va a llevar a lograr sus objetivos, porque esa transformación digital de la que hablamos deberá estar integrada en su estrategia.
Espacios para el trabajo en remoto
El trabajo en remoto lo está acelerando todo, se buscan nuevas formas de colaborar digitalmente, transformando la comunicación interna, el trabajo y el acceso al conocimiento y en nuestro caso, además, generando impacto social.
Todo muy bonito…, pero los espacios digitales siguen fallando, son nuestra asignatura pendiente, máxime cuando se trabaja con colectivos vulnerables que tienen mayores dificultades de acceso, tanto por desconocimiento, como por falta de recursos económicos. Dando como resultado dificultades en el acceso a equipos informáticos, a conexión a internet, a datos móviles, a la información, a recursos útiles, a la realización de trámites administrativos…
La brecha digital se hace mayor y existe el riesgo de dejar atrás a estas personas, que quedarán descolgadas y con grandes dificultades para acceder a la información. Generando una serie de desigualdades que tienen consecuencias muy importantes en el desarrollo social y económico de nuestros usuarios, de nuestra población y de nuestra sociedad.
Entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el Objetivo 9: Industria, innovación e infraestructura, trabaja para reducir la brecha digital y garantizar el acceso igualitario a la información y el conocimiento que se transmite en las redes.
No hay que olvidar, que el acceso de todos por igual a la tecnología es un acelerador de la inclusión social.
Esfuerzo colectivo
Debemos trabajar para reducir esas desigualdades, pero también se debe trabajar en la transformación e innovación del tercer sector. Actualmente nos encontramos en nuestro trabajo diario con:
- Falta de comunicación y colaboración entre entidades que realizan el mismo trabajo.
- Dificultades para acceder a los colectivos vulnerables.
- Demasiadas herramientas que generan confusión o desconocimiento de su uso.
- Uso de herramientas no corporativas para la recogida de datos.
- Análisis de datos tardío para la toma de decisiones.
- Mala gestión del talento unido a la precariedad de aquellos puestos que no forman parte de la estructura de la entidad.
- Exceso de presencialismo.
- Dificultades para trabajar en remoto.
Cuando lo que debería existir o por lo que deberíamos trabajar es por:
- Mejorar la comunicación, tanto dentro de las entidades como entre las que se encuentran en el mismo territorio. Economías colaborativas.
- Aumento de la colaboración entre las mismas, sin competitividad y lucha por conseguir objetivos sin tener en cuenta a las personas.
- Colaboración extrema. Uso de herramientas digitales que favorecen la colaboración. Crear y compartir espacios digitales de trabajo.
- Poner el foco en la persona y no en los objetivos del proyecto.
- Plataformas que faciliten la co-creación.
- Acceso a datos (Big Data) para analizar situaciones o definir patrones y poder plantear objetivos y planes de acción concretos.
- Blockchain para definir las identidades digitales de determinados colectivos.
- Acceso a conocimiento compartido. Con fácil acceso a recursos útiles que facilitan nuestro trabajo (normativas, plantillas, documentación…) teniendo en cuenta, que el conocimiento no está sólo en los contenidos, sino en las personas que forman parte del proyecto.
- Incorporación de nuevas herramientas que permitan adecuar mejor los programas a nuestros usuarios, así como nuevas vías para conocerlos mejor y poder ajustar la oferta (Machine learning)
- Análisis de datos.
- Uso de nuevos canales digitales interactivos y bidireccionales.
Por eso es importante que las entidades del tercer sector aborden nuevos retos y elaboren su propio plan de acción marcando en su hoja de ruta en qué quieren que la digitalización les ayude y alineando la estrategia digital con la estrategia de la entidad.
Más información sobre cómo transformar tu fundación o entidad sin morir en el intento…
http://disrupciondigital.fundaciones.org/estudio-asociado/
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